Raíces por defecto, 2022
Sala de Arte Joven, Madrid
Se busca comisario
Con María Gracia de Pedro
Raíces por defecto es uno de los proyectos ganadores de la XIII edición de la convocatoria de Se busca comisario/a de la Comunidad de Madrid.
Con Gonçalo Sena, Lucía Bayón Mendoza, Cristina Mejías, Christian García Bello, Mònica Planes, Jimena Kato
Fragmento del texto del catálogo
[...]
Como una montaña que se ha configurado a base del
paso de los años, a través de lluvias y granizos, por defecto. Porque una
vez ha llovido, ya no puede llover de otro modo. Las colinas ya están
configuradas, las piedras de las catedrales ennegrecidas, las carreteras
engrasadas – después de tantas y tantas ruedas. Los senderos han abierto tantos
caminos que aquellos que vendrán no caminarán sino bajo su recuerdo.
La tradición que nos ocupa en ‘Raíces por defecto’ explora la idea
de poso, de roce, de falla, de veta. Pretende pensar a través de un cúmulo de
saberes que se traspasan. Como si el agua que deja una copa apoyada en una mesa
se cristalizara encima de otra y otra capa. Como si el tiempo se sostuviera en
una especie de presente que nunca acaba ¿Y qué es el tiempo sino esto? Como
aquello que decía Borges: todo sucede por primera vez en un modo eterno.
Pensamos la tradición desde su raíz y su etimología, del verbo latín tradere:
«el que entrega». En toda tradición hay un acto de entrega, de regalo, de herencia.
Un traspaso. Y es así como hemos querido acercarnos a ella. Hemos querido
explorar unas raíces que viven en nosotros de una manera casi innata, por
defecto, como si no pudiera ser de otro modo. Sabemos que pueden ser sesgadas,
pues nos hemos acercado a ellas desde lo bello, deliberadamente, casi dando la
espalda a aquellas que nos hacen daño, a las que son crueles. Sólo escuchando
los ecos bondadosos y delicados que nos satisfacen. O aquellos que hemos aprendido a amar con el
paso de los años. Una especie de memoria involuntaria que aparece de la nada,
como un abrazo. Como el cuento que lee una madre a su hijo. No apelamos a un
aullido interior que nos dice que debemos cambiar el curso de la historia,
dando voz a los que no la han tenido, a los que han sido apartados. Queremos
intervenir y pensar la historia como imaginaba T.S Eliot[1]: como un movimiento
expandido no-lineal donde no hay precursores, o no del modo en que los imaginamos. A veces, los legados nos
pesan. Sentimos que duelen en el cuerpo, como una bolsa que nos hace daño al
cargarla, como una piedra en el zapato.
Las seis raíces que se entrecruzan aquí no tienen estatuas, ni
palacios. Ni pedestales, ni coronas. Están hechas de escisiones, de cortes, de
presentes que son como retales. No invocan ni a la gloria ni la posteridad. Están
más bien amarradas al recuerdo, a la niñez, al territorio, a lo conocido, a las
filias y a las fobias. El recuerdo puede ser ambiguo, tan ligado al deseo que,
a menudo, es distorsionado. Igual que el paraíso perdido de la infancia, que
todo lo que tiene de paraíso es que no podemos volver a él. Aunque no es una lanza a favor de
los olvidados, nos gusta que estén. No pretendemos ni reivindicar el privilegio
ni sanar la culpa. Queremos solo mostrarlo de la manera más honesta posible,
con estratos y con vaivén, reivindicando el oro sin diferenciar. Es por esto
que admitimos falsificaciones, también queremos que puedan suceder. Porque
cualquier lutier o ballenero se merece un pedestal de mármol, y cualquier pulpa
de papel o trozo de cemento, una plaza. Porque el bronce no solo pertenece a
las estatuas, ni las fuentes solo brollan agua en honor a quien dice ser
alguien. Lo queremos todo.
[...]
[1] T. S Eliot.
(1919) "La tradición y el
talento individual"
Cátologo de la exposición
Con textos de Martí Manen y Patricia Esquivias
Imágenes de Paula Caballero
Diseñado por underbau
Con el apoyo de la Comunidad de Madrid